Amor Oculto de Pablo Neruda

Casa de Neruda «La Chascona»
Retrato de Matilde Urrutia (Diego Rivera 1954)

Los versos del Capitán

Los Versos del Capitán, nacen de un amor oculto que vivió Pablo Neruda a comienzos de los años 50, mientras vivía en exilio junto a su mujer, la pintora Delia Del Carril. En México el poeta chileno comienza una relación secreta con Matilde Urrutia de la Cerda, que dan origen a Los Versos del Capitán, la primera edición salió el ocho de julio de 1952 de la imprenta Arte Tipográfico de Nápoles con papel marfil hecho a mano, la tipografía Bodoni e ilustraciones de Ricci. En la portada, la cabeza de una medusa. Tuvo una tirada de cuarenta y cuatro ejemplares y fue publicado como anónimo. Se le consideró clandestino.

Por lo demás, el libro fue celebrado por todo lo alto en Capri, con sus numerosos amigos en “una mesa florida, frutti di mare, y vino transparente como el agua”.

El libro permaneció anónimo con un prólogo falso de Rosario de la Cerda, hasta 1963, cuando fue reeditado con el nombre de su autor: Pablo Neruda. Con la siguiente explicación:

«Mucho se discutió el anonimato de este libro. Lo que yo discutía en mi interior mientras tanto, era si debía o no sacarlo de su origen íntimo: revelar su progenitura era desnudar la intimidad de su nacimiento. Y no me parecía que tal acción fuera leal a los arrebatos de amor y furia, al clima desconsolado y ardiente del destierro que le dio nacimiento.

Por otra parte pienso que todos los libros debieran ser anónimos. Pero entre quitar a todos los míos mi nombre o entregarlo al más misterioso, cedí, por fin, aunque sin muchas ganas.

¿Que por qué guardó su misterio por tanto tiempo? Por nada y por todo, por lo de aquí y lo de más allá, por alegrías impropias, por sufrimientos ajenos. Cuando Paolo Ricci, compañero luminoso, lo imprimió por primera vez en Nápoles en 1952 pensamos que aquellos escasos ejemplares que él cuidó y preparó con excelencia, desaparecerían sin dejar huellas en las arenas del sur.

No ha sido así. Y la vida que reclamó su estallido secreto hoy me lo impone como presencia del inconmovible amor.

Entrego, pues, este libro sin explicarlo más, como si fuera mío y no lo fuera: basta con que pudiera andar solo por el mundo y crecer por su cuenta. Ahora que lo reconozco espero que su sangre furiosa me reconocerá también».

Pablo Neruda

Isla Negra, noviembre de 1963

Nota: La chascona era el apodo de Matilde Urrutia por su frondosa cabellera